HERRAMIENTAS (3)
3.- Herramientas de Lijado:
Vamos a referirnos, en esta entrada, a aquellas herramientas manuales destinadas a lijar o limar, es decir, las que afinan los materiales mediante abrasión, retirando el sobrante de los mismos y dejando una superficie de trabajo fina y regular. Aquí se encuentran incluidas tanto las herramientas propiamente dichas, así como otros materiales que se usan específicamente para ese fin.
Comenzaremos por mostrar las que son propiamente denominadas como herramientas o que han sido creadas con una forma determinada acorde a la función que van a desempeñar, es decir, las limas y las escofinas.
A pesar de los diferentes nombres que tienen, según su uso o su lugar de origen, a partir de aquí denominaremos a todas estas herramientas como limas, diferenciandolas, exclusivamente, por su tamaño o por el tipo y función de sus dientes.
Refiriéndome a las de uso más habitual en mi caso, y según el uso que les doy, las diferencio entre limas para madera (de gruesos dientes), limas para metal o plástico (sin dientes, pero con un fino ranurado que efectúa esa labor) y las limas de papel de lija o, como vulgarmente se les conoce, "limas de uñas", que se usan para afinado y terminación de pequeñas superficies.
Según la forma de su hoja, las podemos encontrar de los siguientes tipos:
- De media caña (con un lado plano y el otro ligeramente curvado y acabadas en recto).
- Planas (con ambos lados planos y acabadas en recto).
- Triangulares (con tres lados planos y pueden acabar en recto o en punta),
- Cuadradas (con cuatro lados planos y acabadas en recto).
- Redondas (con forma cilíndrica y acabadas en recto o en punta).
- Ahusadas o cónicas (con forma de huso, más fino en la punta y más ancho cerca del mango, y acabadas en punta o en recto).
Veamos unos ejemplos de limas en la siguiente imagen.
Tipos habituales de limas. |
En la imagen, y según el número que tiene cada lima o grupo de limas, nos encontraremos con:
- Limas triangulares.
- Lima cuadrada.
- Limas de media caña.
- Limas planas.
- Limas redondas.
- Limas de uñas.
- Limas de relojero.
- Escofina (o lima específica para madera).
Permitirme unos consejos para el uso de las limas.
Hay que trabajar con apoyo sobre una superficie firme (una mesa, un banco de trabajo, etc), ya que la diferencia de movimiento y de fuerza que existen entre la mano que sujeta la pieza y la que sujeta la lima, nos hará tener fallos que pueden dar al traste con nuestro trabajo. Según el tipo de piezas, y la superficie a limar, puede ser necesario apoyarnos con tornillo o mordaza de banco.
Hay que emplear limas del ancho necesario para la superficie que vayamos a trabajar, es decir, no emplear limas pequeñas para grandes superficies o viceversa.
Así mismo, aunque podemos emplear las limas para casi todos los materiales por igual, hay que usar la necesaria para cada tipo y para la cantidad de material que vamos a quitar, así como para dejar un resultado óptimo en la superficie trabajada. Por ejemplo, si en una pieza de madera trabajamos con la escofina (número 8 en la imagen), nos comeremos muy aprisa el material pero, para acabar el trabajo, necesitaremos usar otra más fina (por ejemplo una de las del número 3 en la imagen) para dejar una superficie fina e igualada.
Cuando acabemos de usar las limas, es conveniente limpiarlas con un cepillo de cerdas metálicas, para retirar los restos que se quedan alojados en el interior de sus acanaladuras. Haced lo mismo si, al cabo de un tiempo de no usarlas, se oxidan. El oxido también embota las limas, restándoles eficacia.
Bien, visto el tema de las limas, pasaremos a otros elementos para el lijado de superficies los cuales, dada su composición y formato, nos permitirán unos acabados más finos según el tipo que empleemos. Me estoy refiriendo a las hojas de papel de lija.
Veamos una imagen sobre estos elementos y sus complementos de soporte.
En la imagen se aprecian diferentes hojas de papel de lija (las que más habitualmente uso en mis trabajos) y las diferencias entre ellas vienen marcadas por el tipo de grano (o grosor de la lija, que habitualmente viene marcado con un número en su parte posterior. Cuanto más alto es el número, más fino es el grano) y por el material de soporte (que, según el tipo de lija, puede ser de papel o de tela). En la imagen, y para que os hagáis una idea, las hojas de lija están puestas, de izquierda a derecha, del número más pequeño (un 40) al más grande (un 600).
Así mismo, aunque podemos emplear las limas para casi todos los materiales por igual, hay que usar la necesaria para cada tipo y para la cantidad de material que vamos a quitar, así como para dejar un resultado óptimo en la superficie trabajada. Por ejemplo, si en una pieza de madera trabajamos con la escofina (número 8 en la imagen), nos comeremos muy aprisa el material pero, para acabar el trabajo, necesitaremos usar otra más fina (por ejemplo una de las del número 3 en la imagen) para dejar una superficie fina e igualada.
Cuando acabemos de usar las limas, es conveniente limpiarlas con un cepillo de cerdas metálicas, para retirar los restos que se quedan alojados en el interior de sus acanaladuras. Haced lo mismo si, al cabo de un tiempo de no usarlas, se oxidan. El oxido también embota las limas, restándoles eficacia.
Bien, visto el tema de las limas, pasaremos a otros elementos para el lijado de superficies los cuales, dada su composición y formato, nos permitirán unos acabados más finos según el tipo que empleemos. Me estoy refiriendo a las hojas de papel de lija.
Veamos una imagen sobre estos elementos y sus complementos de soporte.
Papeles de lija y soportes. |
Teniendo en cuenta el material de soporte, podemos diferenciar el uso principal al que vamos a destinar cada una de las lijas. Esto sería, más o menos, así:
- Papel: Dependiendo del tipo de papel al que se encuentra adherido el grano, nos encontraremos con dos modelos básicos: Las de papel normal, que suele ser bastante rígido y que, si doblamos la hoja, se suele partir con facilidad. Este tipo de papel de lija es bueno para lijar grandes piezas, sujetándolo a un soporte rígido y plano (por ejemplo, un tablero de madera) mediante cinta de carrocero, lo que nos permitirá cambiarla con facilidad cuando haya perdido su capacidad de lijado. Luego tenemos las de papel al agua, con un papel de base más elástico y que pueden usarse como las anteriores o acopladas a soportes específicos para conseguir otro tipo de efectos (como a un cilindro de plástico para lijar en redondo, o a los soportes denominados "calas", como los que se ven en la foto, y que nos permiten lijar con seguridad pequeñas superficies). Este mismo papel, empleado como su nombre indica (mojado con agua) nos permitirá acabados de mucha finura en superficies específicas (carrocerías de coches metálicos, plásticos tipo PVC, etc.).
- Tela: Este tipo de hojas de lija son las ideales para acoplar a las calas, por su gran capacidad de doblarse y no romperse. Se pueden utilizar para los mismos casos que las de papel, pero opino que es más conveniente usarlas, en exclusiva, en los soportes mencionados. Suelen tener una duración mayor que las de base de papel.
A parte del normal, es decir, cortando un trozo y usándolo con la mano tal cual, podemos emplear otro tipos de soportes denominados calas (de los cuales he dejado unos ejemplos en la imagen anterior y que paso a comentaros).
Son soportes de diferentes tamaños y realizados en diversos tipos de materiales (en la imagen, de izquierda a derecha, rodeando la imagen, los vemos en plástico con almohadilla de goma, de madera y de aluminio). Su función es la de sujetar el papel de lija lo más tenso posible y que forme una superficie de apoyo al lijado estable y fuerte, impidiendo el desplazamiento del papel o que éste se arrugue. Esto se consigue de diferentes maneras, bien mediante el uso de pinzas (como en el caso de la primera cala, la de plástico azul), mediante el uso de cuñas y ranuras de encastre (como en el caso de la cala de madera) o usando perfiles en V (como en el caso de las calas de aluminio).
En el caso de los soportes realizados en aluminio, nos encontramos con que hay de diferentes formas (planas, semicirculares, triangulares o en forma de cuña), con lo que podemos acceder a determinadas zonas de nuestro trabajo con gran exactitud, para conseguir el efecto deseado.
Por último, hacer mención a las esponjas lijadoras, como la que se ve en la parte inferior derecha de la imagen, que son pequeños tacos de esponja densa que llevan acoplada, en origen, la lija. Tienen la ventaja de que, una vez usadas, se pueden lavar y conservan su efectividad durante más tiempo que las lijas normales. Son efectivas para trabajos en piezas grandes, a las que se acoplan perfectamente dada su elasticidad. Yo las empleo para acabados de esquinas curvadas de grandes tableros, o en grandes superficies con escayola, para afinar determinadas zonas.
Demos por finalizada esta entrada, y espero que haya sido de vuestro interés. Nos vemos en la siguiente.
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